No cobras por lo que haces, cobras por lo que sabes hacer

¿Te has vuelto loco o te falta un tornillo?

Nadie quiere oír esto cuando se acerca la hora de dar el precio a un cliente. Es un momento de máxima tensión.

Valora tu trabajo y ponle el precio que vale. La clave puede estar en argumentar tu valor. No es lo mismo dar un precio a secas, informando únicamente en euros, que exponer por qué el precio es el que es.

Por ejemplo, es importante entender que no puedes cobrar lo mismo cuando acabas de empezar en un trabajo que cuando ya eres un veterano. La experiencia también se debe pagar.

No cobras por lo que haces, cobras por lo que sabes.

Si no te quieres llevar sustos, pide antes un presupuesto y te ahorrarás muchos disgustos.

Mi carrito de compras